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Profesor Jorge Concha: De emblema en el IAE a persona no grata

  • Foto del escritor: Silencio es Violencia
    Silencio es Violencia
  • 30 abr 2018
  • 6 Min. de lectura


Pasó de ser un emblema en los Maristas a transformarse en un personaje no grato. Pasó de ver en el colegio su segundo hogar a un “espacio en donde caminan fantasmas”. Esta es una breve parte en la historia del actual profesor del IAE – Jorge Concha – quien ha sentido como la vida se le derrumba de un día para otro, luego de enterarse que su hermano Jaime había sufrido abusos sexuales dentro de la institución.


Con un historial completo ligado al Ercilla, Jorge partió como alumno, pasó a ser profesor de educación física por más de 25 años donde actualmente ejerce para la sección inicial (de pre kínder a segundo básico), hasta el 2015 fue el encargado de la rama de atletismo y como dato extra, es uno de los pocos docentes que terminó el Master en tutoría en la Universidad Champagnat de Perú.


Cansado, un poco abatido, Jorge atiende al equipo de Silencio es Violencia para desentrañar su presente y el de la institución en donde ha hecho toda su vida.


¿Cómo está, cómo se ha sentido?

Bueno, ahora estoy… complicado, preocupado.


¿Por qué?

Por toda esta situación. Por todo lo que se ha vivido, todo.


El colegio se ha puesto pesado

Pesado, sí. Por eso mismo, es complicado porque… desilusionado


Estuvo toda su etapa escolar en el Alonso de Ercilla, después se puso a trabajar en el colegio y un hijo suyo estudió ahí, entonces ¿qué significa para usted el IAE?

Para mí es como… un segundo hogar, una casa. La proyección del hogar, un lugar de familia, era un lugar seguro. O pensaba que era un lugar seguro. Pero al enterarme de lo de mi hermano, veo que esa realidad cambia según la persona y eso crea, o da a entender, que esto es diferente, no es lo que yo pienso y se traspasa hacia todo.


Cada uno tiene una percepción diferente y eso es lo que llega a preocupar, a preocupar ahora, porque no sacamos nada con que un profesor trabaje en esa línea si hay otros profesores u otras situaciones que producen todo lo contrario. Porque siempre fue un cuestionamiento el “por qué los exalumnos cuestionaban tanto al colegio”, nunca se les escuchó, sino porque más menos el colegio tenía la verdad absoluta.


Pero esto de los ex alumnos que critican al colegio ¿es algo que empezó a ocurrir ahora o se ha dado históricamente?

Históricamente. Porque siempre estaba la pregunta: “¿por qué los ex alumnos no vuelven al colegio? ¿por qué los ex alumnos hablan -la mayoría- mal del colegio?”.


No tenían buenos recuerdos del colegio. Y la prueba está en que, por ejemplo, el primer día de clases no eran muchos los ex alumnos que volvían. Volvían algunos no más. Entonces esos síntomas fueron creando esa visión, esa realidad de que algo pasaba pero nunca se escuchó, nunca se le llamó a los ex alumnos para trabajar en eso. Y ahora con esto se ratifica, porque a pesar de los abusos sexuales, también se sacó a la luz todo tipo de abusos que había.


Cuando te decían que tenías que estudiar esta carrera o si no ibas a ser un hueón penca, si no sacabas este puntaje ibas a ser un hueón penca, si estudias cocina ibas a ser un hueón penca, si estudiabas pedagogía ibas a ser un hueón penca.


Es un comentario generalizado en los ex alumnos…

Claro. Y eso es abuso.


Es tan sistemática la violencia que los abusos sexuales son una variante más de eso

Exacto. Cuando ahora se tocó el tema de abuso, no lo puedes encasillar solamente en abuso sexual, porque a unos los abusaban sexualmente, pero había otros que los abusaban de otra forma y el encubridor que te tapaba el abuso sexual era el que hacía otro tipo de abusos.


Sobre los abusos a su hermano, ¿cuándo se enteró?

Me enteré en agosto del año pasado en la reunión de ex alumnos del colegio. Ahí lo supe.


¿Cómo cambió la relación con él?

Mejoró porque para mí fue entender todo lo que había vivido. Porque él tuvo una vida súper complicada. Entonces como familia no la entendíamos. Todo lo contrario, la cuestionábamos y el hecho de enterarnos de esto nos hizo comprender y apoyar su vida que cambió del cielo a la tierra después de esto.


¿Cuando usted era alumno del colegio nunca vio nada raro?

Nada. Nada. Nada. Piensa que esto empezó en quinto-sexto básico. Cuando él estuvo de campamento, yo estaba en cuarto. Lo único que recuerdo es que en cuarto medio él estuvo con depresión… yo tengo ese recuerdo. Pero no, no me acuerdo de situaciones puntuales. En la vida de casa de repente se viven y se esconden cosas dentro de la misma familia. No cachas, vives un mundo que te quieren mostrar. Entonces no lo vi.


Mi papá era presidente del Centro de Padres, mi mamá trabajaba en Pastoral en el colegio. Vivíamos mucho en el colegio, entonces no. Yo hacía mucho deporte y vivía en la pista de atletismo, todos los días. Ahora hemos ido armando el puzle con mi hermano, lo que significó cada episodio, en qué estaba yo, en qué estaba mi otro hermano, en qué estaba la familia, hemos ido paso a paso construyendo todo.


¿Cómo era su vida antes de saber lo sucedido a su hermano y cómo ha cambiado a la fecha?

Cambió del cielo a la tierra. Porque yo antes trabajaba tranquilo, confianza de todo el mundo, súper profe y ahora no. Me siento escondido debajo de una alfombra. Poco menos que soy la imagen de los problemas que le llegan al colegio, a la congregación.


¿Siente apoyo o empatía por parte de los profesores, de los colegas?

De los profes sí. Yo lo que echo de menos es la empatía y la falta de apoyo como colegio, como institución.


¿Y de parte de los apoderados y los alumnos?

Los apoderados y los alumnos un siete.


¿Ellos están al tanto de lo que está pasando en el colegio?

Es que son cosas más personales. Yo tampoco quiero que esto traspase a los niños, no quiero que les afecte, como tampoco he querido que les afecte el caso de los abusos a los chiquillos. Ellos no tienen por qué vivir esto. Los más grandes a lo mejor sí, porque a ellos les nace investigar, informarse y todo. Pero yo no quiero contaminar, ni positivamente ni negativamente a los chiquillos.


Algunos chiquillos se te acercan, como el centro de alumnos, pero yo, por ejemplo, de hablar con los cuartos medios sobre este tema, no. Yo no voy donde no me invitan.


¿Cómo le ha afectado el tema y el accionar del colegio?

Yo lo dije en las reuniones de profesores, yo me siento abandonado. No abandonado de mis colegas sino abandonado de colegio, de la institución. Yo he estado toda mi vida en el colegio y lo que tengo en el colegio me lo he ganado producto del trabajo, entonces me extraña que el colegio ante esto - no con lo que pasó con mi hermano, sino que conmigo-, con ser parte del colegio, no vaya en auxilio mío, en apoyo mío, sino todo lo contrario. A lo mejor pudo ser una percepción mía, producto de esto, pero yo esta imagen me la formo producto de conversaciones, de no conversaciones, de actitudes, de caras, de conductas. Soy ahora la imagen del problema, el que se acerca a mi va a tener problemas.


¿Podría comentar alguna de las acciones del colegio?

Yo prefiero que no. Prefiero en general eso… comentar alguna… ponte lo que paso con (el Hermano Aldo) Passalacqua es así tal cual, lo sé yo y lo siento yo. El transmitir eso es algo imposible, ni la gente… basta con que yo lo entienda. Y yo en eso lo tengo claro, lo tengo súper claro, pero no quiero que eso se transforme en…porque ya, el otro día lo conversé con profes y fueron con el cuento al Hermano (Pasalacqua) y el Hermano dijo “no pero si fue una pura conversación, no quiero entrar en eso, a ver dime ¿qué realmente pasó?”. Por eso te digo, ha habido conductas, actitudes, acciones de personas que me hacen tomar… sentir solo de la institución, poco apoyo de la institución.

¿Cuál sería la manera de reparar el daño causado?

¿Reparar el daño? Piensa que todos los abusados fueron alumnos, fueron niños, entonces para mí son como fantasmas que andan ahí. Entonces los tienes que traer de vuelta al colegio. Los tienes que llamar de vuelta al colegio. Que vuelvan a su colegio. Que ahora, imagínate, las víctimas no pueden entrar al colegio, porque el cura no los llama, nos los traen a hablar con los apoderados, no los traen a hablar con el centro de alumnos. Es como que, sin decirlo, tienen prohibida la entrada. Piensa que se abusó en la capilla, piensa que se abusó en las salas de clases, piensa que se abusó en el hall de entrada y eso tiene que sanarse. Tiene que sanarse, a lo mejor no demoliendo todo, pero sí haciendo gestos.





 
 
 

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